Cada día nos damos más cuenta de que, cuando el verdadero amor llega, lo hace para quedarse para siempre sin importar cómo, cuándo ni por qué, pero, menos aún, sin importar la edad que se tenga.
Y si no que se lo pregunten a Branca, de 96 años, o a Marcelino, de 100, quienes el pasado 29 de febrero celebraron otro año bisiesto de la mejor manera: uniendo sus vidas en un matrimonio celebrado en el hogar para ancianos donde se conocieron.